
Pinto un cuadro con relojes derretidos
La desintegración de la persistencia de la memoria
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El surrealista español Salvador Dalí es uno de los artistas más enigmáticos del siglo XX. Conocido por su temática a menudo extraña y surrealista, la obra de arte más famosa de Dalí es La persistencia de la memoria (1931), ampliamente considerada como una obra maestra del surrealismo. ¿Cuál es el significado secreto que esconde el cuadro de Salvador Dalí La persistencia de la memoria y sus icónicos relojes fundidos?
A veces se denomina simplemente el cuadro de los «relojes que se derriten». En La persistencia de la memoria (1931) de Dalí, una misteriosa figura blanca de aspecto humano duerme en un paisaje desértico. Un reloj cubre la espalda de la figura dormida, casi como una manta podría cubrir a un niño dormido. Cerca de él, otro reloj cubre una extremidad. Mientras que normalmente pensamos en los relojes como objetos duros e inflexibles, los relojes de Dalí son cosas flexibles y maleables que parecen ser suaves, tal vez derritiéndose bajo el sol del desierto. ¿Qué significan estos relojes que se derriten? ¿Por qué están ahí fuera, al sol? ¿Cuál es el significado oculto?
El contenido de La persistencia de la memoria es peculiar, pero Dalí pinta su extraño despliegue de objetos utilizando un estilo artístico y una técnica contrastados. A diferencia de los expresionistas, que creaban arte con trazos emotivos y colores llamativos, los surrealistas como Dalí pintaban temas extraños, a menudo irracionales, sin emoción, con un detalle preciso y casi fotográfico. De hecho, Salvador Dalí se refirió a su arte surrealista como «fotografías de sueños pintadas a mano».
El surrealismo de Dalí
Los cuadros surrealistas de Dalí tenían a menudo un aspecto onírico, y gran parte de ello se debía a la forma en que el artista preparaba su mente antes de trabajar en ellos. El estado meditativo que deseaba le venía de sus estudios en los primeros años de vida, abarcando el trabajo de psicólogos notables como Freud.
Los relojes que se derriten son el elemento más memorable de este cuadro, y el artista fue citado describiéndolos como «…nada más que el queso Camembert blando, extravagante, solitario y paranoico-crítico del espacio y el tiempo… Duro o blando, ¡qué más da! Mientras den la hora con exactitud…». Reducir sus relojes a un queso que se derrite al sol ha hecho que muchos expertos en el artista no estén seguros de si esta cita era genuina.
El escenario de este cuadro se inspira directamente en el tiempo que Dalí pasó en el paisaje catalán. Esta región ofrece al artista unos colores inspiradores, con rojos y naranjas vivos. Esta calidez y luminosidad se adaptan bien a movimientos artísticos modernos como el surrealismo. Henri Matisse, Claude Monet y Vincent Van Gogh encontraron en Francia estilos similares. En las escenas de fondo de Los elefantes y La rosa meditabunda encontrará también una audacia cromática similar. El artista Dalí siempre utilizaba todo lo que se le ocurría durante estos periodos de meditación, y sólo lo analizaba y seleccionaba a posteriori, una vez redactados los lienzos iniciales.
La persistencia del precio de la memoria
Es posible reconocer una figura humana en el centro de la composición, en el extraño «monstruo» (con mucha textura cerca de su cara, y mucho contraste y tono en el cuadro) que Dalí utilizó en varias piezas contemporáneas para representarse a sí mismo -la forma abstracta se convierte en una especie de autorretrato, que reaparece con frecuencia en su obra-. La criatura parece estar basada en una figura de la sección del Paraíso de El Jardín de las Delicias de Jerónimo Bosch, que Dalí había estudiado[7]. Puede leerse como una criatura «desvanecida», que aparece a menudo en sueños en los que el soñador no puede precisar la forma y la composición exactas de la criatura. Se puede observar que la criatura tiene un ojo cerrado con varias pestañas, lo que sugiere que la criatura también está en estado de sueño. La iconografía puede referirse a un sueño que el propio Dalí había experimentado, y los relojes pueden simbolizar el paso del tiempo tal y como se experimenta en el sueño o la persistencia del tiempo en los ojos del soñador.
El reloj naranja de la parte inferior izquierda del cuadro está cubierto de hormigas. Dalí utilizaba a menudo las hormigas en sus cuadros como símbolo de la decadencia[8][9] Otro insecto que está presente en el cuadro es una mosca, que se posa en el reloj que está al lado del reloj naranja. La mosca parece proyectar una sombra humana cuando el sol le da. La persistencia de la memoria emplea «la exactitud de las técnicas pictóricas realistas»[10] para representar imágenes más propias de los sueños que de la conciencia despierta.
La persistencia del análisis de la memoria
Los relojes de Dalí son los populares relojes que aparecen en el famoso cuadro de Salvador Dalí, el cuadro que lleva por nombre «La persistencia de la memoria», para aquellos que no estén familiarizados, abajo está la imagen del cuadro que ha conseguido hacer pensar a millones de mentes en todo el mundo
La razón por la que asombra a todo el mundo es cómo la gente intenta subjetivamente sacar significado de estos relojes del cuadro. El cuadro se realizó en 1931 y formó parte del movimiento surrealista (un movimiento de artistas que expresaban pensamientos irracionales y buscaban en el subconsciente). Fue uno de los primeros cuadros que defendió este movimiento único.
El cuadro en sí muestra un lugar abierto y silencioso con los relojes colgando y sin movimiento alguno. Esto es lo que asombra a muchos, ya que los relojes colgados se interpretan a menudo como que el tiempo no tiene valor en esta tierra retratada. Si se ignoran los relojes que se funden por un momento y se observa el paisaje, se tiene la sensación de que el tiempo no tiene ningún tipo de peso y se puede marchitar y hacer literalmente cualquier cosa allí sin tener ninguna consecuencia, ya que el propio tiempo ya no se preocupa. Una cosa interesante que suele ser mencionada por muchos de los intérpretes es cómo no se muestran olas en el mar del fondo, lo que muestra la absoluta falta de movimiento. Y muestra que incluso al agua del mar se le ha dado el tiempo suficiente para que su momento se detenga. Esto fomenta la ya provocada sensación de inmensa quietud y nada en esta tierra retratada
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