Cuadro gran via antonio lopez

Cuadro gran via antonio lopez

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Manuel López (nacido en 1983)[1] es un artista y educador residente en Los Ángeles, California. Es un artista emergente en la escena artística chicana y ha expuesto su obra en museos y galerías de Los Ángeles, Chicago y Nueva York. Está especializado en el dibujo y la pintura tradicionales. Los paisajes urbanos de López expresan los detalles que observa en su entorno, como las casas destartaladas, las palmeras y los barrios silenciosos y quietos[2][3] Junto con su entorno, también expresa los recuerdos que guarda de las experiencias vividas en su zona[4].

Manuel López nació en 1983 en el barrio de Boyle Heights de Los Ángeles. Su padre les animó a él y a sus hermanas a dibujar y crear arte. López recuerda haber dibujado mascotas de cereales, como el conejo Trix, y haber vendido su primera obra, un dibujo de The Rocketeer, a un vecino[5]. López se trasladó a la School of the Art Institute of Chicago (SAIC) después de asistir al East Los Angeles College[6].

Se licenció en pintura y dibujo en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago[6]. Sus primeras influencias fueron los murales y las calles del este de Los Ángeles, los dibujos animados, los cómics y la pintora mexicana Frida Kahlo[5].

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…La belleza de la obra de López García parte de la apreciación de su oficio. Cuadros como El aparador (1965-66), o las vistas atmosféricas de Madrid de los años 70 muestran una aguda percepción y comprensión de la belleza de los objetos que retrata.

Aunque López García se dedica a lo mundano -representa a personas humildes, edificios, plantas e interiores desordenados-, su representación de estos temas es convincente y hermosa. Los estudios de su estudio, su baño y la pared de ladrillos rojos de su patio trasero, iluminados con gran intensidad, ponen de manifiesto su interés por los temas prosaicos. Su destreza hace que se preste atención a estas formas sencillas, animando al espectador a reexaminar la presencia de objetos ordinarios.

Como explica el artista, «el núcleo pictórico empieza a crecer y trabajas hasta que toda la superficie tiene una intensidad expresiva equivalente a lo que tienes delante, convertido en una realidad pictórica». Fuente: Wikipedia

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Mundos urbanos cotidianos: una filosofía de la pintura, de Antonio López García, es el primer libro que presta al afamado artista español la atención crítica que merece. Nacido en Tomelloso en 1936 y todavía residente en la capital española, Antonio López ha cultivado durante mucho tiempo una reputación de impresionantes escenas urbanas, pero es el tiempo urbano su verdadero tema.

Más allá de la mera biografía del artista, Benjamin Fraser explora la relevancia de múltiples disciplinas para comprender los lienzos a gran escala del pintor. Entrelazando las imágenes seleccionadas con sus referentes urbanos -y sin alejarse nunca demasiado del debate sobre la obra del pintor, el método y la recepción por parte de la crítica-, Fraser recurre en sus análisis a disciplinas tan variadas como la filosofía, la historia, la literatura y el cine españoles, los estudios culturales, la geografía urbana, la arquitectura y el urbanismo.

El libro comienza con una de las imágenes más reconocibles del artista, la Gran Vía, que capta el proyecto urbano que pretendía establecer Madrid como emblema de la modernidad. Aquí, la discusión sobre el estilo pictórico elegido por el artista -que se ha denominado «hiperrealismo»- se integra con la historia de la calle central, las figuras literarias famosas de la capital y sus representaciones cinematográficas, estableciendo la perspectiva filosófica hacia la que el libro se desarrolla gradualmente.

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Nace el 6 de enero en el pueblo castellano de Tomelloso en el seno de una familia acomodada que vive del cultivo de sus tierras y viñas. Estalla la Guerra Civil española provocada por la revuelta militar del 17 de julio, que desemboca en un exitoso golpe de Estado. La guerra termina el 1 de abril de 1939, dando paso a la dictadura militar del general Francisco Franco. A pesar de ello, su infancia en el pueblo es tranquila y feliz.

Durante el verano su tío, el pintor Antonio López Torres, le inicia en la pintura. Le enseña al pequeño Antonio la importancia de pintar del natural colocando el motivo delante de él; primero para dibujarlo y luego para pintarlo al óleo. En octubre, a pesar de su corta edad, 13 años, y gracias a la mediación de su tío, los padres de Antonio López acceden a que vaya a Madrid a preparar su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

Para preparar el examen de ingreso en la Escuela de Bellas Artes, acude diariamente al Museo de Reproducciones Artísticas, situado en el Casón del Buen Retiro, para copiar calcos de esculturas antiguas y, por las tardes, a la Escuela de Artes y Oficios. En junio de 1950, a los 14 años, cuando Antonio aprueba el examen de ingreso en la Escuela de San Fernando, vive uno de los momentos más felices de su vida.